- 5 minutos de lectura‘
Cualquier adolescente enamoradizo se imagina conociendo al amor de su vida en una fiesta de 15, pero ¿pasa esto en la realidad?
Nicolás tenía 16 años, era un chico con mucho carisma y muy simpático, dos cualidades que le resultaron atractivas a Candelaria, una chica de su mismo colegio pero de 14 años que estaba invitada a la misma fiesta de 15. ¿Cumplirán el sueño de conocer al amor de su vida?
“Como novio quiero a alguien como vos, pero que no seas vos”
Durante dos años fueron amigos, Candelaria sabía que Nicolás gustaba de ella, pero no lo sentía recíproco, lo quería mucho a su amigo pero no más que eso. Incluso ella solía decirle “como novio quiero a alguien como vos, pero que no seas vos”, lo cual a él le molestaba pero nunca se lo dijo.
Llegó el último año de colegio de Nicolás y con ese final también el viaje de egresados. Antes de irse le pidió a su amiga que le escribiera una carta para poder leer durante su viaje en Bariloche. Candelaria accedió y cuando empezó a escribir las palabras empezaron a salir directo de su corazón, algunas cosas volcadas sobre el papel dejaban claro lo que no le había parecido tan evidente, lo iba a extrañar y le gustaba pasar tiempo juntos. Se dio cuenta de que no son oraciones que uno le dice a un amigo y se preguntó: “Si siento esto, ¿por qué no puede ser algo más?”.
Al regreso del viaje Candelaria se llenó de valor y un día en el colegio lo encaró, le dio un beso y salió corriendo. Así empezaron a salir, con salidas habituales para esa edad: un rato en las casas, saliendo a caminar, a tomar el té.
Nicolás y Candelaria eligieron dos carreras difíciles de conjugar en una relación joven: él ingeniería y ella medicina. Sin embargo, cursaron a la par apoyándose uno con otro en los largos días y noches de estudio. Fue el día en que Candelaria terminó de rendir el último final de su carrera -cuando salió del baño de la casa de sus padres, luego de la lucha por sacarse del pelo la harina, los huevos y varias cosas más que le habían arrojado sus amigos al recibirse- que se encontró con un mapa de búsqueda del tesoro organizado por su novio. A medida que seguía las indicaciones tenía que ir uniendo los puntos de las distintas pistas y notó que se formaba un corazón en la hoja. ¿La pista final? El anillo de compromiso. “Se arrodilló y me pidió casamiento. Sin dudas el cierre perfecto para un día tan importante y qué mejor que rodeados de nuestras familias para festejarlo”, recuerda Candelaria.
Se casaron a los 24 y 26 años con “Sky full of stars” de Coldplay como telón de fondo. Pero todavía les esperaban unos diez años de pruebas al amor de la joven pareja.
“Teníamos un cronograma donde figuraba cuando íbamos a tener cada hijo”
Candelaria asegura que su pareja sobrevivió a la residencia (especialización en alguna rama de medicina), a la jefatura (año posterior a finalizada la residencia), un MBA de ella y no le teme al MBA de él en el año próximo. Es que hoy mira para atrás y sabe con certeza que nada fue más difícil para ellos que afrontar juntos el camino hacia la paternidad.
“Como buen ingeniero y médica con alma de ingeniera, teníamos un Gantt familiar (tipo cronograma) donde figuraba cuándo íbamos a tener cada hijo, entre otras cosas”, admite Candelaria. En ese entonces eran jóvenes, ninguno de los dos había llegado a los 30, no tenían antecedentes familiares de infertilidad así que no pensaron en la posibilidad de tener alguna dificultad. Así fue como en un mes llegó el primer embarazo pero que terminó a las pocas semanas en un aborto espontáneo. Intentaron sin éxito durante seis meses hasta que llegó el momento de poder ganar el puesto de jefatura para Candelaria, “tuvimos que posponer la búsqueda porque obviamente nadie me iba a elegir si me postulaba embarazada o puérpera”, explica. Nicolás la acompañó en la decisión, al fin de cuentas eran un equipo.
Para sorpresa de ambos en la mitad del periodo laboral Candelaria se quedó embarazada con un mes de resultados poco favorecedores que se les hizo eterno y terminó en otro aborto espontáneo.
Un año después, sin dificultad, llegó el tercer embarazo. Nicolás se tuvo que ir de viaje por trabajo durante un mes y a las 24hs de su partida Candelaria se encontró sola en su casa con el sueño frustrado, otra vez, de ser mamá. ¿Podría la pareja continuar siendo un equipo ante tanto dolor?
“El amor es más fuerte”, asegura la famosa frase, y así sucedió para Candelaria y Nicolás. Lejos de alejarse a causa del dolor y la frustración, se unieron aún más para comenzar la búsqueda de médicos especialistas que les permitieran avanzar más allá de la frase que todos le decían: “sos joven, tenés tiempo”.
Juntos iniciaron el camino de la fertilidad asistida, realizaron un primer tratamiento, con mucha incertidumbre, que tuvieron que suspender por motivos médicos y posponerlo un mes. Pero la vida los sorprendió al mes siguiente con un embarazo de manera natural seguido del nacimiento de su primera hija. Un año y nueve meses después llegaba a sus vidas su segunda hija.
“Somos extremadamente compañeros, funcionamos muy bien juntos operativamente hablando y eso no es fácil de conseguir. Somos un poco “cubitos de hielo”, principalmente yo, pero él logra conseguir en mí una calidez que ni yo sabía que existía”, concluye Candelaria sobre su historia de amor.
Si querés contarle tu historia a la Señorita Heart, escribile a [email protected]
Conforme a los criterios de