jueves, 26 diciembre, 2024
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Tres de cada diez habitantes de Córdoba están expuestos al arsénico cuando beben

En Córdoba, las noticias sobre el arsénico son frecuentes: aparece hasta en la leche de nuestros tambos o, de modo desconcertante, en los peces de nuestros lagos.

El arsénico (As) es un elemento ampliamente distribuido en el medio ambiente. Puede encontrarse en el aire, el agua y la tierra. Se ha ganado el apodo de «rey de los venenos» debido a su toxicidad. 
Ya desde la era victoriana, el arsénico se utilizaba ampliamente en diversas aplicaciones. Con fines medicinales, como veneno o como pigmento en tintes, en particular algunos verdes, que luego se demostraron peligrosamente tóxicos.

Hoy sabemos que el arsénico es una de las diez sustancias químicas consideradas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como de mayor preocupación para la salud pública. Y también sabemos que la forma más común de contacto de las personas con este tóxico es el agua de bebida.

Además, el arsénico fue clasificado por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la OMS como cancerígeno para los humanos. La exposición perinatal es el periodo de mayor riesgo.

Dónde y de dónde

La mayor cantidad de arsénico en el medio ambiente procede de fuentes naturales (meteorización, actividad biológica, emisiones volcánicas). Diversas actividades humanas -procesos  industriales como la minería, la fundición de metales, el uso de plaguicidas, los conservantes de la madera, etc.- también contribuyen, contaminando el ambiente.

Los cursos de agua, superficiales y subterráneos pueden contener cantidades importantes de arsénico por muchas razones: interacciones del medio acuático con rocas, sedimentos y suelos; emisiones de fuentes volcánicas y geotérmicas; erosión y lixiviación de formaciones geológicas; y residuos mineros que producen altas concentraciones de este elemento en el medio ambiente.

Los seres humanos pueden estar expuestos al arsénico de diferentes maneras: consumiendo alimentos o agua contaminados; utilizándolos en la preparación de comidas, el riego de cultivos o el procesamiento industrial, y también puede ser inhalado.

La exposición prolongada al arsénico inorgánico – por cualquiera de estas vías – puede causar intoxicaciones agudas y crónicas, desde lesiones cutáneas hasta neoplasias. Repercute en enfermedades crónicas, desde malformaciones congénitas hasta  enfermedades neurodegenerativas y cáncer.

En Argentina

El Hidroarsenicismo Crónico Endémico Regional (HACRE) es un síndrome caracterizado por lesiones cutáneas y alteraciones sistémicas cancerosas y no cancerosas resultantes de la exposición a bajos niveles durante períodos prolongados. Se conoce en Argentina desde 1913 y nuestro país ocupa el segundo lugar entre los países más afectados del mundo, después de Estados Unidos, según datos del Ministerio de Salud de Argentina en 2006.

El arsenicismo es una enfermedad endémica en las geografías en que es significativa la presencia de arsénico. Esto es especialmente cierto en Argentina, donde la población expuesta a altos niveles de arsénico (concentraciones superiores a los 50 μg/L) se había calculado en unos 4 millones en 2016. 

Pero ahora, nuevas investigaciones estiman que la población afectada es por lo menos cuatro veces más alta: serían unos 17 millones de personas en todo el país. El estudio, que se adjunta completo en este artículo,  está próximo a editarse en la publicación internacional Journal of Wather and Health.

Cba24n contactó al autor principal del estudio, el doctor Alejandro Oliva, para conocer más detalles y comprender cómo es la afectación del problema en la Provincia de Córdoba.

Oliva explicó que “se desconoce la proporción real de la población expuesta a altos niveles de arsénico en el país. La información disponible sobre el contenido de arsénico en el agua potable es dispersa y no está actualizada». 
Por ese motivo el investigador señaló que «el objetivo del trabajo era realizar una revisión sistemática para recopilar la información publicada y evaluar su relación con la población expuesta”.

El trabajo

Después de una revisión exhaustiva de la biliografía, con 569 registros como punto de partida, los autores encontraron información relevante para el 50% de las provincias argentinas, representando el 70% de la población total a nivel nacional; son doce provincias que representan aproximadamente treinta y dos millones de habitantes.

Para avanzar en la sistematización, la tarea consistió en establecer para cada provincia el porcentaje de la población total que reside en áreas en dónde se suministró información sobre el contenido de arsénico en aguas, tomando como referencia el Censo 2010. 

A este parámetro se lo denominó “Representatividad”: da cuenta del porcentaje de la población total de cada provincia que está alcanzada en los estudios específicos, independientemente de cuán alto o bajo fuese el contenido de arsénico en los trabajos considerados. 

Arbitrariamente se estableció un límite del 30% para definir esta variable como alta o baja; el criterio aquí fue que la representatividad es alta si tres o más de los habitantes estaba incluido dentro de la población abarcada por los datos.

El segundo parámetro establecido fue el índice de exposición, para lo cual se calculó qué porcentaje de las muestras evaluadas, presentaba concentraciones por encima del valor que la OMS considera lo máximo tolerable sin riesgos (10 μg/L).

Finalmente este índice de exposición se aplicó al total de la población provincial, lo que permitió a obtener el denominado Porcentaje de Población Expuesta (PEP) por provincia. En las provincias en que la muestra es representativa, el porcentaje de exposición puede proyectarse al resto de la población e interpretarse como un índice sanitario provincial en relación a los problemas de presencia de arsénico.

Representatividad y Población Expuesta

Al analizar la representatividad provincial, la población objeto de estudio presentó una considerable heterogeneidad: oscilando entre el 0,35% (la más baja, en la provincia de Chubut) y el 99% (la más alta, en la provincia de Santa Fe). Se estableció un límite arbitrario del 30%, lo que permitió obtener dos grupos: alta y baja representatividad.

En las provincias con baja representatividad en donde la PEP es significativamente baja, debido a que la muestra es pequeña, los datos identificados no son precisos. 

En Córdoba, 3 de cada 10 personas están expuestas a beber agua con niveles peligrosos de arsénico.

Tabla: Redacción Cba24n, en base a datos del estudio citado

Como puede apreciarse en la tabla, en Córdoba, 3 de cada 10 personas estarían expuestas a beber agua con niveles peligrosos de arsénico. para interpretar correctamente los datos de Córdoba: el estudio señala que hay datos registrados del contenido de arsénico que cubren al 70,6% de los habitantes de la Provincia. Cuando se analiza qué fracción de la población puede estar bebiendo agua con niveles de arsénico superiores a los recomendados, 29,09 % de los cordobeses, beben agua en zonas problemáticas.

No sirve de consuelo, pero la situación es mucho más grave en La Pampa (casi 9 de cada 10) o Catamarca (casi 8 de cada 10).

Aún regiones muy densamente pobladas, con mucha infraestrucura, como las provincias de Buenos Aires (casi 7 de cada 10) y Santa Fé (6 de cada 10), tendrían un nivel de exposición de la población que demandarían acciones inmediatas.

El mapa país

La distribución de las provincias según el PEP se presenta en un mapa. De una población total de aproximadamente 32 millones de habitantes, el 55% (alrededor de 17 millones) está expuesto a niveles de arsénico superiores a 10 µg/L en el agua potable.

La distribución nacional de las personas expuestas a consumo de arsénico en un mapa por provincias. Las provincias en blanco corresponden a zonas con baja Representatividad

mapa: Trabajo citado

Las Conclusiones

El valor principal del trabajo, según sus propios autores, es la sistematización de la información existente y la identificación de variables que pueden ser útiles para estudios ecoepidemiológicos que analicen tanto a humanos como a fauna. 

También resaltan que su trabajo permitirá “identificar -indirectamente- las áreas de alta exposición, como guía para profundizar futuras investigaciones que permitan dar certeza a estos hallazgos”.

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