El Hospital Reina Sofía de Córdoba se ha despedido de más de 200 profesionales sanitarios que se han jubilado a lo largo de este año 2024 con un emotivo acto de homenaje celebrado en el centro sanitario este martes. El encuentro ha servido para recordar y agradecer el trabajo y la dedicación de estos médicos, enfermeros y profesionales de la salud durante su etapa laboral en el hospital.
La delegada de Salud y Consumo de la Junta en Córdoba, María Jesús Botella, y el director gerente del Hospital Reina Sofía, Francisco Triviño, han sido los encargados de presidir el acto. Para Triviño, se trata de un acto «entrañable» porque «no nos despedimos, celebramos el desempeño excelente y el cariño que más de 200 profesionales de diferentes divisiones, desde Personal, división médica o Enfermería, han puesto durante toda su vida para que el servicio sanitario sea el mejor posible». Es un día emotivo y se vive así en todo el hospital, además de familiares, en el acto también han estado presentes sus propios compañeros, esos sí que con la bata blanca puesta, para despedir a quienes fueron incluso sus jefes.
«Han hecho que el Hospital Reina Sofía sea hoy lo que es, han crecido con él, algunos abrieron el hospital siendo muy jóvenes y nos sentimos muy orgullosos de ellos», ha continuado el director gerente del centro hospitalario. Botella ha aprovechado para darle las gracias por su trabajo y dedicación a todas las personas que hoy se jubilan porque «depende de ellos, de las personas». Hay relevo, agrega la delegada, «pero la huella que deja cada uno de ellos es algo singular y único y queda en la memoria y recuerdo de todos».
En este sentido, durante el acto se ha presentado el Club de Veteranía, una asociación de compañeros que se quieren incluir en la vida diaria del hospital aportando desde su experiencia y su conocimiento y que han conseguido asociarse y el hospital los va a acoger de distintas maneras. «Seguro que tendrá muchos frutos porque son profesionales nuestros, compañeros que conocen nuestro día a día y quién mejor que ellos para seguir acompañando a los pacientes y familiares a lo largo de su camino y enfermedad», valora Triviño. El hospital «es su casa y lo saben» y aunque los puestos se reponen de forma automática, «su carisma no nos abandona, les toca una etapa nueva de su vida, de merecido descanso, pero el hospital no se desprende de ellos ni de su fuerza ni de su legado».
El cambio de la sanidad en 30 años
Este año ha cambiado la vida de esos 200 profesionales sanitarios. De ver todos los días los pasillos del hospital, a sus compañeros, atender a sus pacientes y aportar todo su conocimiento en distintas áreas sanitarias, pasarán a la tranquilidad de sus hogares. Algunos para disfrutar con hijos, nietos y familiares de los momentos y etapas más importantes, esas en las que en ocasiones han estado ausentes y se han perdido por atender a un paciente, o para desarrollar aficiones e intereses que tenían aparcados por la vida profesional.
Leonor Padilla se jubila tras ser la coordinadora de Cuidados de Salud Mental. Llegó al Hospital Reina Sofía hace 35 años en un momento crucial para la sanidad pública: la transición, con el cierre del hospital psiquiátrico y el paso de los profesionales de la salud mental al Servicio Andaluz de Salud (SAS) tras depender de la Diputación provincial. Esto «supuso un cambio de un modelo biomédico basado en el internamiento de los pacientes a un modelo comunitario integral, teniendo en cuenta al paciente, sus derechos y necesidades y la parte más psicosocial», cuenta Padilla. La atención en salud mental, con el tiempo, «ha mejorado mucho», tras mucho trabajo con el estigma y la integración social.
Esta profesional que se ha jubilado este año está «todavía un poco aterrizando y haciéndome a la idea» porque un cambio tan drástico «requiere mucho esfuerzo, pasar de tener muchas preocupaciones a estar más tranquila», expresa. Tiene tres hijos y tres nietos, por lo que «tengo para entretenerme», bromea. Además de su familia, ahora se dedicará a «otras cosas», como su afición por la pintura o por restaurar muebles. Eso sí, nunca se termina de alejar de la vida profesional porque continúa haciendo formación a estudiantes y profesionales y talleres de técnicas de desescalada para las personas agotadas, por ejemplo. «Es más lento, no venimos al hospital, pero seguimos», agrega.
Pepe Berlango fue enfermero durante casi 40 años y supervisor de Nefrología y Endocrinología. «Cuando empecé era un hospital más pequeño y menos tecnológico», recuerda. En el Reina Sofía ha avanzado mucho todo, pero sobre todo a nivel de profesionales, porque ahora están más cualificados y preparados, continúa este profesional que ahora se jubila. Las enfermeras, por ejemplo, ahora son licenciadas y con la alta tecnología actual la formación «es fundamental para dar mejor cuidado a los pacientes», considera. Las diálisis, los trasplantes, la nutrición y los tratamiento en general han cambiado considerablemenre y ahora es más ambulatorio que antes.
Para él, jubilarse es «una sensación muy rara», porque «aquí me he encontrado gente maravillosa, profesional, muy preparada», y sobre todo destaca la calidad humana de sus compañeros. «Mi trabajo como supervisor no hubiera sido igual a no ser por los profesionales, por el trato que le dan a los pacientes, un trato muy humano y cercano, sobre todo con nuestros enfermos, que son crónicos, y el cariño que les dan es indescriptible». Ahora Pepe vive en el campo, donde «no tengo tiempo de nada», entre el huerto y la poda. Cuando puede, se desplaza a Jaén, donde viven sus dos nietas, para pasar tiempo con ellas.