El Atlético certificó su pase a octavos logrando la 13ª victoria oficial consecutiva, lo que supone la mejor racha triunfal del equipo en los 121 años de historia. Un triunfo tan histórico como sobrio de los colchoneros, que no dieron opción al Marbella pese a lo corto del resultado. Simeone sabe que los partidos de Copa los carga el diablo y que el único requisito innegociable para no sufrir es igualar la actitud del ‘pequeño’ y a partir de ahí que el talento y la calidad resuelvan el asunto. Por eso el Cholo, que no es sospechoso de infravalorar a los rivales, lo dejó claro en la alineación inicial que propuso con un once repleto de titulares: Griezmann, Julián, Gallagher, De Paul, Galán, Giuliano, Barrios… Hasta Le Normand se asomó al once, después de meses de baja por un golpe en la cabeza, en lo que supuso la noticia positiva de la noche.
Gol de Griezmann
El Marbella de Fran Beltrán no se amilanó por cambiar de escenario al asomarse a La Rosaleda y salió con una defensa adelantada muy valiente. Eso dejó al Atlético muchos metros a la espalda de la zaga local, lo que aprovecharon los jugadores de banda rojiblancos para entrar como flechas. Al cuarto de hora Giuliano entró por banda y su centro-chut fue despejado por el meta Lejárraga, quedando la pelota a pies de Griezmann, que remachó a la red el primer gol. Simeone respiraba aliviado en su cabina, ya que no pudo estar en el banquillo tras ser expulsado en el partido anterior ante el Cacereño.
Este Atlético franco-argentino (con Lenglet, Le Normand y Griezmann, por un lado; y Giuliano, De Paul, Nahuel y Julián, por otro) va cogiendo cuerpo con el paso de los partidos. Y estas victorias son perfectas para engrasar el funcionamiento de un equipo que cada vez se conoce más y asimila mejor los automatismos que Simeone va implantando poco a poco. Se atravesó el Marbella en medio de la vía del tren con un rival superior que acumulaba apariciones a la espalda de la zaga local sin concretar. Y esa falta de claridad permitió a los malagueños revivir con un par de balones parados en los que llegaron a rematar sin suerte a la portería de Musso. En las filas locales destacaba Ohemeng, que generó incertidumbre cada vez que cogía la pelota. El descanso llegaba con un Atlético alicaído y un Marbella envalentonado.
Entre los nervios y la puntilla
Pasaban los minutos y se le hacía pesada la digestión del partido al Atlético. Mientras los marbellíes se veían metidos en el partido y a un zarpazo de poner contra las cuerdas a los de Simeone. El partido se había equilibrado porque los rojiblancos entregaron la pelota al Marbella y se metieron atrás esperando salir a la contra. Jugaba en el alambre el Atlético ante un equipo de Primera RFEF al que el entusiasmo le insuflaba más vigor con el apoyo de los 30.000 espectadores que se acercaron a ver el partido (exceptuando a 3.000 atléticos).
No gustaba a Simeone lo que estaba viendo, por lo que sacó a Sorloth por un desdibujado Julián Álvarez. El cambio operó un efecto inmediato en los suyos, que recuperaron el balón y sacaron el partido de su campo. Y en la primera basculación Gallagher clavó un derechazo en la cepa del palo local como aviso. Cholo echó mano de la caballería, con Llorente y Correa, buscando evitar un disgusto en los minutos finales, pero la realidad es que el Marbella seguía a una jugada de empatar el encuentro. Los últimos minutos se convirtieron en un correcalles con el mediocampo roto. Correa desperdició una ocasión clamorosa y Griezmann mandó por encima del larguero una falta al borde del área. El Marbella le ponía corazón, pero le penalizaba su falta de clarividencia en los metros finales. Y así se llegó al final del partido y el Atlético selló su pase a los octavos de final de Copa junto al Almería (que goleó al Sevilla 4-1), Osasuna, Barça, Pontevedra, Rayo, Betis y Getafe.