La salsa blanca, conocida también como bechamel, es una de las salsas madre de la cocina clásica. Su textura cremosa y su sabor suave la convierten en un acompañamiento ideal para pastas, lasañas, gratinados y muchas otras recetas. En este artículo te enseñaremos cómo preparar salsa blanca casera de manera sencilla y con resultados perfectos.
Ingredientes
50 g de manteca
50 g de harina de trigo (aproximadamente 3 cucharadas).
500 ml de leche entera o descremada.
1 pizca de nuez moscada, rallada.
Sal y pimienta blanca, al gusto.
Preparación Paso a Paso
Derretir la manteca:
En una cacerola a fuego medio, derrite la manteca sin dejar que se dore.
Agregar la harina:
Incorpora la harina de trigo de a poco, revolviendo constantemente con un batidor de mano o cuchara de madera. Cocina esta mezcla, conocida como roux, durante 1-2 minutos para eliminar el sabor a crudo de la harina.
Añadir la leche:
Vierte la leche en forma gradual mientras remueves constantemente para evitar grumos. Es importante que la leche esté a temperatura ambiente o tibia para facilitar la integración.
Cocinar hasta espesar:
Cocina a fuego medio-bajo, sin dejar de revolver, hasta que la salsa espese y alcance una textura cremosa. Esto puede tomar entre 5 y 7 minutos.
Condimentar:
Agrega sal, pimienta blanca y una pizca de nuez moscada al gusto. Mezcla bien para distribuir los condimentos uniformemente.
Servir:
Usa la salsa blanca inmediatamente o déjala enfriar antes de utilizarla en tus preparaciones.
Consejos
Evita los grumos: Si aparecen grumos, utiliza un batidor eléctrico o pasa la salsa por un colador para obtener una textura lisa.
Controla la consistencia: Si deseas una salsa más espesa, aumenta ligeramente la proporción de harina y manteca. Para una salsa más ligera, añade un poco más de leche.
Variante vegana: Sustituye la manteca por margarina vegetal y utiliza leche de soja, almendra o avena.