- 11 minutos de lectura‘
Están en pareja hace 26 años y trabajaron juntos en numerosos proyectos de cine, teatro y televisión -como El hijo de la novia, Luna de Avellaneda, Vientos de agua, El secreto de sus ojos, El cuento de las comadrejas y Parque Lezama-, él como director-guionista y ella en carácter de vestuarista-escenógrafa. Pero en Empieza con D, siete letras, la comedia que estrenan este viernes 10 en el Teatro Politeama (con funciones de miércoles a domingos), Juan José Campanella y Cecilia Monti se aventuraron a escribir juntos por primera vez. “Empezó como un desafío personal, pero a medida que fue avanzando y con los comentarios de él se transformó en un trabajo completamente en conjunto y ahora es una obra de los dos”, cuenta Monti a LA NACIÓN en la primera entrevista que el matrimonio se anima a hacer en conjunto.
-¿Qué surgió primero, la temática de la obra o la idea de escribir juntos por primera vez?
Cecilia Monti: -Comenzó como una idea mía, hace más de cinco años, de escribir sobre una pareja con una distancia generacional importante y los problemas que podrían surgir a partir de eso. Se la conté a Juan y a él le gustó. Yo había escrito un capítulo de El hombre de tu vida y me había gustado esa experiencia, así que me propuse escribir una obra de teatro como un desafío personal.
Juan José Campanella: -Los personajes son los mismos desde el principio, pero lo que cambió muchísimo desde su primera versión es que se conocían en un lugar de solos y solas y cada cuadro era como una cita temática ambientada en una década distinta. Se transformó en esto que es ahora, donde se conocen de casualidad, porque no están buscando una pareja, y tiene que ver con cómo eso los toca en un momento de fragilidad de los dos. Lo que quedó igual es lo de la diferencia generacional, que no es solo por un tema de edad sino también por un tema de mundos distintos.
-¿Y cómo funcionó esa dupla creativa?
Monti: -Siempre habíamos trabajado como director-vestuarista o director-escenógrafa, y siempre nos llevamos bien; la verdad es que nunca tuvimos problemas. Aún no me considero una guionista, es una experiencia nueva y estoy aprendiendo, entonces todo lo que él me decía lo tomaba como una lección. Juan fue una especie de maestro porque iba leyendo y haciendo sus críticas, y en base a eso, yo reescribía. Por momentos abandoné la obra, después la retomé, y creo que con la pandemia tuve tiempo de terminarla, hasta que finalmente Juan aprobó una de las últimas versiones porque hubo muchas versiones [se ríe].
-Juan, después de 11 años haciendo Parque Lezama, Eduardo Blanco sigue como tu actor protagonista.
Campanella: -Eduardo ya es un hermano de la vida y un gran actor«>Eduardo ya es un hermano de la vida y un gran actor, hicimos la carrera juntos prácticamente. Después de Parque Lezama se dividió la pareja, porque Beto [Brandoni] ahora está en otra obra y estrenamos el mismo día, es una pena porque no podemos ir a verlo. Así que Eduardo está desde el principio, pero el tema era el papel de Miranda, porque es muy difícil, tiene mucho humor y también momentos muy profundos, de mucha fragilidad. Fernanda [Metilli] me gusta desde que la vimos por primera vez en Como el culo; es muy graciosa, pero yo pensaba que tenía veintipico de años.
Monti: -Al principio no la considerábamos porque pensábamos que era mucho más joven que el personaje.
Campanella: -Al final no era así, tiene treinta y pico, así que es perfecta. A mí me encanta elegir gente que es conocida por lo cómico y agregarle a eso otro condimento, no sacárselo. Creo que va a ser una gran sorpresa para los que la conocen como cómica, y una enorme sorpresa para los que no la conocen.
-¿Cecilia, los nervios previos al estreno se viven diferente en este caso, que es tu primera obra?
Monti: -Totalmente, todavía no me doy mucha cuenta, me parece que cuando vea a la gente sentada en el teatro…
Campanella: -Yo creo que ella está menos nerviosa que yo, porque ahora está muy abocada a la escenografía. A mí los estrenos siempre me ponen muy nervioso, cada vez peor.
-¿Qué es lo que más te pone nervioso?
Campanella: -Como siempre, en todas las historias que tienen mucho humor, el miedo está en la respuesta del público. Por suerte, generalmente sale bien, e incluso se ríen más de lo que uno piensa.
-Ustedes, como pareja, ¿comparten los mismos códigos de humor?
Campanella: -Sí, tenemos un humor muy parecido, vemos las mismas comedias, nos gustan los mismos cómicos y nos reímos mucho entre nosotros y también con nuestro hijo.
Monti: -Creo que él es el más gracioso.
-¿Lo vamos a ver actuando, o en el mundo artístico alguna vez?
Campanella: -No creo, viene con rechazo absoluto, dijo “con ustedes me planto”.
Monti: -Va más por el lado de las matemáticas.
-En su vida personal, ¿qué los interpela de las segundas oportunidades, que es uno de los ejes temáticos de la obra?
Monti: -Si bien lo conocí a Juan de joven, a los 28 años, yo venía de otro matrimonio y con una hija, o sea que para mí Juan es una segunda oportunidad que me salió bien. Pero ese tema no es solo por algo personal, es algo que siento que le está pasando mucho a mi generación. Había una época en la que divorciarse no era fácil, y ahora es algo que uno lo toma como una posibilidad cierta, y hay muchas personas de distintas edades que deciden, por algún motivo, buscar una segunda oportunidad. Aparte, me parecía interesante no solo ver qué les pasa a estas personas, sino también qué le pasa a su entorno, y cómo ellos superan ese miedo de enfrentarse a una nueva relación importante.
“Si bien lo conocí a Juan de joven, a los 28 años, yo venía de otro matrimonio y con una hija, o sea que para mí Juan es una segunda oportunidad que me salió bien”. Cecilia Monti
Campanella: -A mí no me interpela de la misma manera porque esta [dice en relación con Cecilia] fue mi primera oportunidad [se ríe]. Pero, en realidad, todas las cosas que hago siempre se tratan un poco de volver a empezar. El personaje [que interpreta Eduardo Blanco] no está tan relacionado conmigo en cuanto a la segunda oportunidad, sino en cuanto a la edad y en qué momento uno dice “ya está, con esto me planto”, o sigue haciendo cosas, sigue arriesgándose, probando, empezando ciclos nuevos.
-¿Es algo que te está pasando en lo laboral?
Campanella: -Sí, bueno, me gustaría empezar a no trabajar tanto, pero después estoy dos días sin trabajar y me vuelvo loco, o empiezo a pensar en el próximo proyecto. Permanentemente digo que no quiero hacer más televisión, pero después estoy llamando a alguien porque se me ocurrió una idea para una serie. Entonces, ese conflicto está, hay una parte mía que dice “ya está”, y otra que me dice “no”.
-¿Cuál fue la primera película en la que trabajaron juntos?
Monti: -Lo recordamos muy bien.
Campanella: –El mismo amor, la misma lluvia (1999).
Monti: -Yo era asistente de vestuario de María Julia Bertotto, una gran vestuarista y escenógrafa con la que trabajé durante años y a quien respeto muchísimo. Juan, en ese momento, venía al país a hacer una película argentina, la primera que hacía acá, y creo que era amigo de ella. Ahí nos conocimos, trabajando en la película.
“Me gustaría empezar a no trabajar tanto, pero después estoy dos días sin trabajar y me vuelvo loco, o empiezo a pensar en el próximo proyecto”. Juan José Campanella
-Cuando trabajan juntos, ¿se hace difícil no llevar a la mesa familiar las cuestiones laborales?
Monti: –Juan separa las cosas mejor que yo. Yo a veces sigo hablando, pero él no, él es más de saber cortar.
Campanella: -Yo le digo: “Si con otro director no hablás a la noche”. Se aprovecha de la situación [se ríe]…
Monti: -Es que a veces quiero resolver algo rápido, pero tratamos de que no sea así, más por nuestro hijo.
-¿Qué los ayuda a desconectar del trabajo?
Campanella: –Tenemos una rutina de ver televisión los tres juntos a la noche, alguna serie o película. Esa es la única rutina de los tres, o ir a comer a algún lugar, y después cada uno tiene sus actividades. Yo hago gimnasia, pero no lo considero algo para desconectarme por placer, lo hago porque siento que hay que hacerlo.
Monti: -Yo pinto con óleos y acrílicos, pero eso lo hago desde antes de ser vestuarista. Lo que hago para desconectar por completo es escuchar muchos podcasts de científicos. Es por placer personal, no es que pienso estudiar algo de eso, pero a mi familia un poco…
Campanella: [Interrumpe] -Sí, es un tema árido, no es un punto de unión [se ríe].
-¿Por qué?
Campanella: -¡A mí me aburre soberanamente! Ella a veces nos quiere explicar cosas en la cena a mi hijo y a mí. Por ejemplo, que si vos no mirás la luna, la luna no está. Esa vez le dije: “Menos mal que la estábamos mirando cuando llegó Neil Armstrong, porque sino, se hubiera caído al vacío el tipo”.
Monti: -Ellos suelen bromear con todo lo que voy aprendiendo y les quiero transmitir.
-Y en el otro extremo, Juan, vos solías tirarte las cartas del Tarot hace muchos años.
Campanella: -Sí, en un momento de desesperación. Tenía una amiga que era una tarotista muy buena y la verdad es que me interesaba, pero hay tantas cosas que me interesaron y dejé atrás…
-¿Qué admira cada uno del otro?
Campanella: -De ella admiro su gusto en hombres [se ríen].
Monti: –Admiro muchas cosas de Juan, sobre todo que es muy generoso con amigos, con el equipo, los familiares, y que es un gran padre.
Campanella: -Mirá vos [dice, algo incómodo]. No es que Ceci fue mi primera oportunidad, la conocí cuando tenía casi 40 años y había tenido mis cosas, pero no me gusta hablarlas frente a ella. Y la verdad es que hace 26 años que estamos juntos, así que [admiro] todo. ¡Veintiséis años! Nunca lo festejamos, siempre nos olvidamos del aniversario porque no hubo un casamiento.
Monti: -No hay forma de que nos acordemos el día del aniversario.
-¿Nunca pensaron en casarse?
Campanella: -En realidad, nos casamos hace poquito. Nuestro hijo filmó toda la ceremonia, que duró un minuto y 27 segundos. Fue por civil en Nueva York.
Monti: -Fue muy divertido.
Campanella: -Así que admiro todo, la compañía y, sobre todo, el sentido del humor. Además, que es hermosa. Un montón de cosas admiro, pero ninguno no nos gusta hablar mucho de esto, somos muy tímidos en ese sentido.
Monti: -¡Pasemos a otra cosa!
-Con esto de resguardar su vida privada, ¿vos, Cecilia, le pedís a Juan que no hable de la familia, o es algo de mutuo acuerdo?
Monti: -Yo nunca me meto. Él es la figura pública, yo no, pero Juan siempre cuidó mucho de no hablar de la familia.
Campanella: -Yo pongo más límites.
-¿Qué proyectos tienen para 2025?
Campanella: -El año viene bastante pesado. Tenemos esta obra, Mafalda [la serie animada que está haciendo para Netflix], donde Cecilia también escribe. El 21 de enero me voy [a los Estados Unidos] porque tengo dos capítulos de La ley y el orden, y vuelvo en abril, para la película de Parque Lezama. Después tengo el montaje, sigo con Mafalda y tendremos otras obras de teatro y no paramos nunca.
Monti: -Viajamos todo el tiempo. Además de lo que mencionó Juan, estoy con mis proyectos personales de pintura, que espero exhibir en algún momento, y estoy pensando en una nueva obra.
-¿Cuál es la situación actual del teatro?
Campanella: –El teatro se defiende mucho mejor que el cine, en todos lados, porque es una experiencia irremplazable. Para mí el cine también lo es, pero hay un simulacro de reemplazo que es la televisión, que es como el pariente pobre del cine en cuanto a emociones, risas, espectáculo; pero bueno, la gente compró. Igual, el teatro también sufre el cambio relacionado con las actividades en comunidad; la gente se entretiene sola en la casa. Pero, de salir, te diría que prefiere el teatro antes que el cine, o ir a comer. El cine definitivamente es lo que más sufrió de todas las actividades de esparcimiento, yo no veo una sala llena hace cinco años. Con el teatro, gracias a Dios, eso no pasa.
Monti: -El teatro es una experiencia linda, una comunidad que llora o ríe a la vez, y además es contagioso.
Empieza con D 7 letras, con Eduardo Blanco y Fernanda Metilli. Funciones: de miércoles a domingos. Sala: Teatro Politeama (Paraná 353).
Seguí leyendo
Conforme a los criterios de