Fuera de la tónica que impera a modo de mantra desde su llegada al banquillo del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone afirmó la semana pasada que el «objetivo del club es estar en la final de la Champions«. Algo que refrendó su equipo con una gran victoria ante el Bayer Leverkusen que este miércoles tendrá que hacer buena. Porque a Múnich se llega, valga la redundancia, final a final y la primera será este miércoles (21.00) en Austria ante un Salzburgo ya eliminado y que es el último escollo para asegurar un puesto entre los ocho primeros de la nueva liguilla, lo que metería al Atlético directamente en octavos de final.
Las cuentas son sencillas. Si el Atlético gana a uno de los peores equipos de la competición, asegura el top-8 y evita tener que jugar la ronda de dieciseisavos de febrero. De hecho, como mínimo sería sexto, ya que actualmente cuenta con 15 puntos por los 14 de su inmediato perseguidor, la Atalanta. Eso sí, si empata tendrá que esperar a otros resultados y hacer cuentas con el golaverage. Incluso perdiendo tendría opciones, aunque dependería de una carambola, aunque esa posibilidad no está en los planes de nadie tras cuatro victorias consecutivas en Europa. O de casi nadie.
«Cuando empezó este torneo nuevo teníamos la ilusión de estar entre los ocho primeros, sabíamos que iba a ser difícil y todavía lo será. Sabemos la dificultad que tiene ganar mañana, y venimos con ilusión», recalcó un Simeone para el que, ya se sabe, confianzas las justas. «No pensamos en otra cosa que no sea el partido de mañana. Nos encontraremos un equipo joven, con entusiasmo, mucho vértigo, con energía… Nos enfocamos en el partido de mañana, estar atentos a todas las posibilidades, han cambiado de entrenador y será muy duro, querrán terminar la Champions de la mejor manera».
Clasificarse directamente para octavos significaría ingresar 11 millones de euros extras a lo ya recaudado. Y sobre todo, liberar dos fechas en febrero de un calendario sobrecargado, en el que en el horizonte próximo asoma la lucha por LaLiga y las eliminatorias de la Copa del Rey. Para lograrlo, no podrá contar Simeone con Javi Galán, lesionado, ni tampoco con Pablo Barrios, sancionado tras ver la roja en el último partido ante el Bayer Leverkusen.
En la previa, el argentino ensayó con un once en el que regresaría Lenglet tras su sanción, volvería Llorente al lateral en lugar de Nahuel, Azpilicueta ocuparía el carril izquierdo y Koke sería la pareja de De Paul en el entro en lugar del sancionado Barrios. Y sobre todo, en el que Alexander Sorloth empezaría como delantero para dar algo de descanso a un Julián que ultimamente no descansa nunca. Eso sí, el argentino sólo hizo parte del entrenamiento tal y como estaba previsto, así que habrá que esperar hasta última hora para saber si partirá de inicio.
«Cuento con todos, necesitamos de todos», enfatizó Simeone, recalcando la importancia de toda la plantilla, más allá de titulares o suplentes, para lograr llegar hasta donde se ha llegado hasta ahora, a una victoria de consolidar el top-8. «No miramos los posibles cruces, ni quien llega o quien no. Los equipos importantes a la larga terminan saliendo de situaciones incómodas, y estarán peleando la Champions al final».