“Las personas con discapacidad y su entorno viajan adonde pueden y no adonde quieren”. La frase de Alejandro López, presidente de la Fundación Red de Turismo Accesible, evidencia una realidad a la que pocas veces prestamos atención, pero que ocurre a nivel mundial y por tanto en nuestra provincia.
Millones de personas con discapacidad o con movilidad reducida realizan viajes tanto dentro de sus países como al extranjero. Sin embargo, un gran número de destinos turísticos todavía carecen de infraestructura y servicios adecuados para garantizar una experiencia cómoda y accesible.
Es lo que se denomina “cadena de accesibilidad”, el conjunto de condiciones que permiten que una persona pueda moverse de un lugar a otro sin interrupciones. Incluye dimensiones físicas, comunicacionales y actitudinales.
Las mayores dificultades que muchos viajeros enfrentan son los alojamientos que no cumplen con los estándares de accesibilidad y problemas relacionados con el transporte.
“En Argentina, existe un amplia legislación en torno a garantizar la accesibilidad, el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos a las personas con discapacidad, incluso en lo que concierne a actividades recreativas y de esparcimiento”, explicó López.
La ley 26.378, que refiere a la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (2006), y la Ley Nacional de Turismo 25.997 (2004) obligan a los estados a adoptar todas las medidas pertinentes para asegurar la accesibilidad y eliminar las barreras que impidan el uso y disfrute de la actividad turística por todos los sectores de la sociedad.
Al pensar en accesibilidad, es importante expandir la mirada y saber que además abarca a las personas con movilidad reducida: mujeres embarazadas, adultos mayores, personas con obesidad y aquellas con movilidad reducida transitoria.
López afirmó que en los últimos años hubo un avance, pero no es suficiente. “Hay una mirada más accesible, pero no de manera consciente. Son algunos eslabones aislados, pero no hay un plan sistematizado”.
El especialista recordó que la provincia de Córdoba tuvo un plan estratégico en 2009, pero luego no se profundizó. Incluso existe un registro de alojamientos accesibles desactualizado.
Fondos para proyectos
La actual gestión provincial, a través del Ministerio de Desarrollo Humano, lleva adelante el Programa Provincial de Promoción de Derechos de las Personas con Discapacidad y sus Organizaciones, que consiste en un apoyo económico a diferentes proyectos. Este verano, Despeñaderos y La Serranita adquirieron sillas adaptadas con ese fondo.
“Aún quedan muchas barreras. Celebramos la incorporación de sillas anfibias en algunos balnearios, pero la persona además necesita un lugar adecuado donde alojarse y llegar al lugar, es decir, un circuito accesible. Lamentablemente, son proyectos aislados”, dijo López.
Viajar, una odisea
El transporte es un gran inconveniente que tienen las personas con discapacidad. Si no cuentan con un medio de movilidad propio, difícilmente puedan llegar a destino con el transporte público.
En primer lugar, existen cientos de reclamos a la Comisión Nacional de Regulación de Transporte (CNRT) por incumplimiento de los pasajes gratuitos.
Además un informe de este diario alertó sobre la exclusión de las personas con discapacidad del transporte interurbano de pasajeros. Desde la Provincia afirmaron que ya solicitaron a las empresas que adaptaran sus unidades, pero eso aún no se concretó.
Este diario consultó al Panal si existía alguna otra política pública o monitoreo de la actividad en relación con la accesibilidad turística, pero no obtuvo respuesta.
Para López es importante que los proyectos, que pueden incluir al sector público y al sector privado, sean una construcción colectiva a través de mesas de trabajo y que permanezcan en el tiempo. Por ejemplo, en Santa Rosa de Calamuchita hubo un trabajo en accesibilidad que luego quedó en el camino.
“Hoy la provincia que más está trabajando en tema de accesibilidad turística es Entre Ríos. Existen otros casos de éxito de gestión en Tucumán y en Villa Gesell. Necesitamos que los políticos conozcan profundamente la normativa y la hagan cumplir”, agregó el especialista.
La ciudad de Córdoba, mejor
En 2016, la licenciada Marcela Bertoni estudió el turismo accesible en la Capital y advirtió numerosas dificultades para satisfacer dicha demanda.
Uno de los grandes problemas fue la falta de adaptación de los elementos que componen la infraestructura y la oferta turística a las necesidades de las personas con discapacidad. Hoteles, estaciones terminales de transporte colectivo, oficinas de informes turísticos, circuitos y recursos turísticos no estaban arquitectónica ni comunicacionalmente acondicionados para recibir turistas o visitantes con discapacidad.
Otra dificultad que detectó fue que el personal no estaba familiarizado con el turismo accesible y sus necesidades.
Desde el Palacio 6 de Julio reconocieron un compromiso con la inclusión y la accesibilidad en los últimos años con un enfoque que busca promover la igualdad de oportunidades.
Entre las acciones implementadas a través del Programa Nacional para la Gestión Integral de Municipios Sostenibles, realizaron un relevamiento de la accesibilidad en la oferta turística que incluye hoteles, museos y otros recursos de jurisdicción municipal, provincial y nacional.
Además indicaron que el sistema de transporte urbano de pasajeros tiene un alto porcentaje de unidades adaptadas y de bicicletas gratuitas en el mismo sentido.
Circuitos guiados accesibles, audioguías, información en braille en oficina de turismo y parques, subtítulos en videos promocionales, intérpretes en lengua de señas y carteles con pictograma son otros de los servicios que ofrecen a los visitantes.
Por último, informaron que se realizaron talleres sobre trato adecuado a personas con discapacidad para el personal de la Subsecretaría de Turismo y personal hotelero, y se prevé que este año alcance al sector gastronómico.
Entre los desafíos, el Ejecutivo local reconoció que se necesita realizar mejoras en la infraestructura accesibles en espacios turísticos.
“La Municipalidad de Córdoba tiene la intención de promover una conciencia plena en la materia, esperemos poder colaborar con ellos”, contó López.
En primera persona
Marcelo Ullúa es kinesiólogo y junto con su pareja, Josefina Martínez, crean conciencia sobre inclusión y accesibilidad en su cuenta de Instagram Adaptándonos.
En 2016 sufrió una lesión medular y desde ese entonces es usuario de silla de ruedas. “Cuando uno sale de vacaciones, tiene que hacer un análisis completo de la accesibilidad. Generalmente hacemos una búsqueda en internet y luego llamamos al establecimiento para consultar las medidas de las puertas; les pedimos fotos. No confiamos en lo que la gente piensa que es accesible”, indicó.
Para Ullúa, otra condición muy importante es la posibilidad de acceder al baño. Si eso es imposible, decide no ir. También reconoció que no es lo mismo que haya un escalón para ingresar a un sitio –el cual podría superar– que una escalera completa.
Oriundo de Villa del Dique, valoró algunos cambios que se realizaron en el camping.
Educación y oportunidad de mercado
“El turismo es sólo una parte, ¿pero cómo vamos a pensar en viajar si ni siquiera pueden conseguir trabajo o llegar a fin de mes en este país?“, se preguntó el especialista.
López destacó que la educación es fundamental para eliminar las barreras educativas y tomar conciencia de las necesidades de las personas con discapacidad.
Además dijo que la formación en turismo accesible es escasa, por lo que la gestión futura es incierta. “Este cambio de paradigma es un beneficio para toda la sociedad”, agregó Ullúa.
Finalmente, desde la Red de Turismo Accesible sostuvieron que las personas con discapacidad no son consideradas como consumidores. En la Argentina, representan un universo de alrededor de cinco millones de personas.
“En la gran mayoría de los lugares, por la falta de accesibilidad, se percibe un turista pasivo, espectador del disfrute de los otros, y el hecho de querer participar lo vuelve dificultoso”, concluyó López.