La última vez que Jorge Bergoglio estuvo en Córdoba, fue en septiembre del 2012, en la Residencia Franciscana de San Antonio de Arredondo, en el sur del Valle de Punilla. El entonces cardenal, luego convertido en el Papa Francisco, arribó para participar del Encuentro Nacional de Santuarios que se hizo a escasos kilómetros de Villa Carlos Paz y convocó apenas a una centena de personas.
Por ese entonces, nadie podía avizorar el destino que le esperaba: convertirse en el primer papa latinoamericano. Menos aún si tenemos en cuenta que Bergoglio llegó en colectivo a la cita, después de haber rechazado pasajes en avión y hasta choferes privados que intentó enviarle el Arzobispado de Córdoba.
Se presentó como Delegado Episcopal para la Pastoral de los Santuarios, una de las comisiones de la Conferencia Episcopal Argentina y durante tres días, fue uno más en el predio ubicado en las sierras. Fue el encargado de recibir a varios de los asistentes de todos los puntos del país y hasta se animó a varias rondas de mate. Quienes estuvieron presentes durante esas tres jornadas, aseguran que celebró una misa movilizante y compartió desayunos, almuerzos y cenas con todos y cada uno.
Aún faltaban seis meses para que sea designado como Sumo Pontífice.
Antes de aquella visita, Bergoglio había estado en la Provincia de Córdoba en 2010, cuando participó del Encuentro Nacional de Sacerdotes que se llevó a cabo en Villa Cura Brochero.