En el repaso que el PP hace del año que está a punto de terminar se acumulan los nombres propios. Los mismos que encabezan los frentes que se le han ido amontonando al Gobierno en los últimos meses. En Génova hablan de “popurrí de escándalos y corruptelas”, como dijo ayer mismo Miguel Tellado. Lo volverá a hacer Alberto Núñez Feijóo en su balance final del viernes -después de escuchar al Rey esta Nochebuena y días después de que Pedro Sánchez hiciera el suyo-. Pero en su núcleo duro insisten en que el escenario actual “es inédito”.
Enumeran las derivadas del caso Koldo y los ministerios que están siendo investigados, con especial énfasis en José Luis Ábalos -que lo fue todo dentro del PSOE-; señalan a la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, en su condición de imputada y con una situación judicial todavía por aclarar; igual que la del hermano del presidente; y miran muy fijamente al fiscal general del Estado, un caso que en Génova ven “especialmente grave” por todo lo que conlleva. En la dirección nacional del PP hablan ya de la “huida hacia adelante” en la que ven instalado a Sánchez.
Y la reflexión, aunque se repite desde hace semanas, se ha ido consolidando en la estrategia de los conservadores. “Sánchez ha decidido resistir. Porque encima de la mesa tiene demasiados motivos para pararse y pensar en dar por terminada la legislatura. Pero no lo hará. Y por eso ha entrado en el ataque directo a los jueces, convenciendo a los suyos de que actúan por ideología y no por justicia”. Para altos dirigentes del PP el punto de inflexión real llegó cuando el propio presidente y muchos de sus ministros más cercanos asumieron la tesis del ‘lawfare’ que hasta el momento solo defendían los independentistas y Podemos. Ahora el ministro Óscar López -antes jefe de gabinete de Sánchez- acusa directamente a magistrados de prevaricar.
En ese momento, sentencian, quedó claro que “ya no hay líneas rojas”. En el PP asumen que el fin de la legislatura y la convocatoria electoral solo está en manos de Sánchez. No hay números para una moción de censura, ni -al menos por ahora- elementos que puedan hacer pensar que eso cambiará en el corto o medio plazo. En Génova sí ponen el foco en su labor de oposición, “sin descanso”, cuando ha pasado más de un año de presidencia de Sánchez. “No podemos decir que estemos en ‘stand by’ o replanteándonos la forma de hacer oposición. No hemos dejado de presionar y el partido está tensionado en todo momento”, reiteran en el equipo más cercano de Feijóo.
El PP tiene un margen relativamente estrecho. Pero en los últimos meses y, especialmente en las últimas semanas, lo ha exprimido al máximo. El reflejo más claro es la mayoría alternativa que ha dibujado en el Congreso con votaciones relevantes en política fiscal. “Lo que está claro es que judicialmente 2025 no va a ser más tranquilo. Y políticamente o parlamentariamente, todo parece indicar que tampoco. Viene un año convulso”, zanjan en Génova, recalcando que si este año ha sido duro para el presidente del Gobierno, el que empieza lo podría ser todavía más.
El cerco judicial
En el PP reflexionan en varias direcciones. La política está clara: una mayoría muy complicada de mantener con socios que tienen posturas distintas en asuntos nucleares. La gran prueba de fuego para Sánchez vendrá con los Presupuestos Generales. Junts ha dado síntomas de agotamiento. No solo por la cuestión de confianza que exige al presidente, sino por todos los mensajes recientes enviados desde Bruselas. Hasta el punto de que el presidente del Gobierno respondió ayer dejando la puerta abierta a reunirse con Carles Puigdemont antes incluso de que el Tribunal Constitucional se pronuncie sobre la amnistía.
A las dificultades que el Ejecutivo experimenta casi semanalmente en el Congreso, se suman los frentes judiciales. El PP recalca que en 2024 se ha visto el arranque de los distintos casos que rodean al presidente. Pero en 2025 será cuando las cosas, dicen, empiecen a clarificarse.
En lo que respecta al entorno más personal del presidente, reflexionan, se sabrá si el caso de Begoña Gómez se judicializa o no. En cuanto a la trama Koldo, el PP espera novedades de la UCO de la Guardia Civil ya en el mes de enero, teniendo en cuenta que las indagaciones continúan. Y también que el juez dio orden hace unos días de llevar a cabo por fin el volcado del teléfono móvil de Víctor de Aldama, supuesto cabecilla de la trama, en el que teóricamente habrá pruebas -según el empresario- de la implicación de los altos cargos que ha ido señalando.
También el año comenzará con novedades en lo que respecta al caso del fiscal general del Estado, incluídas declaraciones muy esperadas como la de Miguel Ángel Rodríguez. Los populares están convencidos de que el Gobierno puso en marcha una operación para derribar a una rival política, Isabel Díaz Ayuso, y repiten que la situación se agravó mucho con los mensajes de Juan Lobato, que el ex líder de los socialistas madrileños llevó al notario. El borrado de los mensajes de Álvaro García Ortiz de su teléfono y la constatación de que sí recibió el correo sobre el novio de la presidenta madrileña bastante antes de que éste acabara en los medios evidencian para el PP que el fiscal general “estaba al tanto de todo”. Lo que queda por saberse, insisten en Génova, “es si el número uno también lo sabía”.