Felipe VI dedicó buena parte de su mensaje de Navidad a reflexionar sobre el enrarecido clima político en España y pidió “serenidad” a los dirigentes para poder atender a las verdaderas demandas de la sociedad. En un discurso de calado y sin esquivar la intensa polarización de la vida pública, el jefe del Estado denunció la «en ocasiones atronadora» contienda política y dijo que la considera un desafío al mismo nivel que las dificultades para acceder a una vivienda, la gestión de la inmigración y la inestabilidad internacional.
El Rey, que empezó y acabó su discurso recordando a los afectados por la dana del 29 de octubre, exhortó a los representantes públicos a impedir que “la discordia se convierta en un constante ruido de fondo que impida escuchar el auténtico pulso de la ciudadanía” y les instó a llegar a consensos, momento en que recordó la reforma del artículo 49 de la Constitución, para dignificar a las personas con discapacidad. Ese cambio legal se hizo en enero de este año y fue aprobado por todos los grupos del Congreso de los Diputados menos Vox. Se trata de uno de los pocos acuerdos cerrados en los últimos años por PP y PSOE. El otro es la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que se hizo el pasado junio, con cinco años de retraso.
Pone como ejemplo a seguir el pacto entre PP y PSOE que reformó el artículo 49 de la Constitución
Para Felipe VI, “el consenso en torno a lo esencial” no tiene que ser solo el “resultado” sino también el espíritu que debe “orientar siempre la esfera de lo público”. Avisó de que, aunque haya “diversidad” de opiniones, algo que estima legítimo y necesario en democracia, esos puntos de vista diferentes no pueden derivar «en la negación de la existencia de un espacio compartido”.
La obligación de encontrar soluciones
El jefe del Estado afirmó que es “en ese acuerdo en torno a lo esencial” donde deben buscarse respuestas al problema de la migración y la vivienda. Respecto al primer desafío, admite que, “sin la gestión adecuada”, puede acabar “en tensiones que erosionen la cohesión social”. Cómo se responda a este “fenómeno complejo y de una gran sensibilidad social” dirá “mucho” sobre la calidad de la democracia española y los principios, declaró.
El jefe del Estado insta a que “las ayudas por la dana lleguen a todos los que lo necesiten” y sea pronto
Respecto a la vivienda reclamó a “todos los actores implicados” una reflexión y que “se escuchen unos a otros” para encontrar soluciones que faciliten el acceso a la vivienda “en condiciones asumibles, en especial para los más jóvenes y los más desprotegidos”. Y se mostró optimista: “Realmente podemos hacerlo”. Esa ilusión también se detectó cuando habló de que ve a un país «prometedor» por el «comportamiento» de su economía y el «nivel general de bienestar social». «España es un gran país», resaltó. Es una frase que le gusta decir a menudo.
Poner en duda la democracia
El Monarca dedicó unas líneas también al escenario exterior “cada vez más complejo” e “incluso convulso” y se dolió de que con “demasiada frecuencia” se cuestiona el derecho internacional y se recurre a la violencia, aunque no concretó ningún conflicto. “Vemos también, incluso, cómo se llega a discutir la misma validez de la democracia como sistema de gobierno”, se lamentó. En este asunto considera a la Unión Europea como la “referencia más valiosa” para los españoles por los principios y valores que inspira.
Pero antes y después de todos estos comentarios, en los primeros minutos del inicio y del final del discurso, Felipe VI tuvo palabras de aliento para las familias de los fallecidos, los desaparecidos y los más de 800.000 damnificados por las lluvias torrenciales de octubre. El Rey, que ha ido en cinco ocasiones a la Comunidad Valenciana desde que ocurrió la tragedia (la última vez, el pasado domingo), subrayó la emoción que sintió al ver a los jóvenes acudir “en masa” para ayudar a los pueblos afectados por la dana y reclamó que esa solidaridad que une en los momentos más difíciles siga presente. En sus visitas, concretó, ha podido comprobar y “entender” la frustración, la impaciencia y las peticiones “de una coordinación mayor y más eficaz de las administraciones”.
El jefe del Estado instó a que “las ayudas lleguen a todos los que lo necesiten” y sea pronto. “Cuanto antes lo consigamos más reforzaremos nuestro sentido de comunidad, nuestro sentimiento de país”, dijo a renglón seguido y casi ya en los últimos segundos de un discurso que cerró, como es habitual, en las lenguas cooficiales. “Eguberri On, Bon Nadal, Boas Festas”.
Grabado en el Palacio Real
El jefe del Estado grabó este año su discurso, de 15 minutos de duración, en el Palacio Real, en concreto en el Salón de Columnas, un espacio que ha servido de escenario para acoger días históricos que representan la búsqueda del consenso y del entendimiento que reclama, como la Conferencia de Paz de 1991, entre árabes e israelís, y el Tratado de Adhesión a la Unión Europea, en 1985. También fue ahí donde su padre, Juan Carlos I, firmó la abdicación, en 2014. Es la segunda vez que el actual Monarca se desplaza a ese edificio del centro de Madrid para el mensaje de Navidad, ya lo hizo en 2015, pero eligió el Salón del Trono.
Como atrezo, siempre muy pensado, en el salón se pueden ver este año un árbol de Navidad, un nacimiento, las banderas de la Unión Europea y de España y una mesa con una Constitución y una fotografía enmarcada. La imagen es de la Agencia Efe y en ella se ven a militares, voluntarios y vecinos limpiar una calle de Paiporta solo nueve días después de que las lluvias arrasaran con el municipio, considerado la zona cero de la dana.