Por segunda vez en el día la lluvia arrecia en el Jockey Club de San Isidro. El juego vuelve a detenerse, pero justo a tiempo para permitirle a Fabián Gómez terminar su vuelta. Inmune al chaparrón, un grupo de chicos se acerca para pedirle que le autografíe unas pelotitas. Otros, no tan chicos, lo hacen para sacarse fotos con él. Dos veces ganador en el PGA Tour, el chaqueño es una de las principales atracciones de este 118º Abierto de la República huérfano de figuras convocantes.
“Mucha gente que por ahí no conozco viene y me saluda. Me pone contento y al mismo tiempo trato de estar concentrado en el campo, que es lo más importante, porque por ahí me salgo un poquito”, dice para LA NACION minutos más tarde en el emblemático club house, a resguardo del agua. Siempre con una sonrisa, jamás renegando de sus orígenes humildes como caddie en el Chaco Golf Club. “Siempre vuelvo ahí. Hace poco estuve allá con la familia, con amigos. Juego torneos de caddies, juego con los socios, voy a pescar con amigos. Y si no pesco nada, compro”.
En el segundo día de acción, Gómez salió en el primer turno, a las 7 de la mañana, y tras una interrupción de tres horas por tormenta eléctrica y un aguacero, volvió para jugar los últimos nueve hoyos y terminar justo antes de un nuevo chaparrón. Finalizó con 69, uno bajo el par, y acumula -3 en el torneo, al límite del corte clasificatorio. Que juegue los últimos 36 hoyos dependerá de lo que ocurra este sábado cuando concluya la segunda ronda.
“Lo importante es que terminé. Pegué bien, pero por ahí me faltó un birdie más, ¿no? Dependerá de cómo está el clima, si hay viento…”, confió. “Los greens me costaron un poquito, erré muchas caídas”.
Después de un aceptable inicio de temporada del Korn Ferry Tour, que otorga 20 plazas para el PGA Tour y del cual el Abierto es parte de la rotación desde el año pasado, Gómez se ilusiona con ser protagonista y un buen resultado en su país sería un empujón revitalizador.
“La verdad es que empezamos bien. El objetivo de este año es jugar bien y conseguir la tarjeta [para el PGA Tour]”, continúa. “Estoy con muchas ganas, también. Así que estoy trabajando para lograr el objetivo, que es clasificarse entre los 20. Tengo ganas de volver y sé que estoy pegando bien. Tengo ganas de ganar un torneo. Cambié mentalmente, también, y eso para el golf es bueno, así estoy con ganas a full. Estaba un poco sin ganas de jugar, de estar más en familia“.
El chaqueño tuvo su momento de gloria en las temporadas 2015 y 2016, cuando ganó sus dos torneos conquistados en el PGA Tour: el FedEx St. Jude Classic, el primer año, y el Sony Open de Hawái, al siguiente. Algo que sólo Roberto De Vicenzo, Ángel Cabrera, José Cóceres y Emiliano Grillo lograron. Sin embargo, tras la temporada 2020/2021 perdió la tarjeta y regresó al Korn Ferry.
“Hace dos o tres años venía un poquito desganado”, reconoce. “Venía pensando mal y pegando mal. Ahora estoy con ganas. Me volví a vivir a Argentina en familia y eso también me hizo bien: estar acá y, como hacía antes, viajar tres o cuatro semanas y volver. Viví siete años en familia en Miami y estuvo bien, pero nos costó. Eso también me cambió un poquito la cabeza”.
En el nutrido grupo de seguidores que acompañaron la vuelta de Fabián Gómez se encontraban Melina y Valentina, sus hijas de 20 y 13 años, además de su mujer. “Vivir allá no es fácil. No podía estar en familia, compartir asados con amigos, jugar al fútbol, todo”, repite Fabián. “Me costó mucho y a las nenas también, pero lo importante es que estudiaron, aprendieron bien el inglés, y creo que eso fue lo mejor para ellas”.
En el club house cruza saludos y felicitaciones con los tucumanos Nelson Ledesma y Augusto Núñez, compañeros en el circuito desde hace varios años. “Nos juntamos ahí entre todos, los lunes, los martes, a comer asados; nos entrenamos juntos. Hay varios argentinos más. Siempre con los latinos la pasamos bien”.
A los 46 años, Fabián Gómez sabe que son más las temporadas de buen golf que hay en el pasado que las que tiene por delante, pero eso no quita que no pueda recuperar su mejor nivel y disfrutar del alto golf un tiempo más. “La idea es jugar el año que viene el PGA”, insiste. “Jugar, por ahí, un par de temporadas más, descansar un año y después volver al Champions Tour [para mayores de 50]. Por eso estoy con ganas de ganar la tarjeta y jugar el año que viene el PGA Tour. Me gustaría volver a ganar, también. ¿Por qué no?”, finaliza, recargado.
Con un putt de 2 metros para birdie en el hoyo 18, ya en la penumbra, el canadiense Matthew Anderson firmó una tarjeta de 61 golpes, 9 bajo el par, estableció el récord para la cancha colorada del Jockey Club y quedó al frente del 118º Abierto de la República, con -12. Con dos interrupciones por la tormenta, la segunda vuelta quedó inconclusa. Sólo 64 de los 154 jugadores pudieron completar los 36 hoyos.
El juego se reanudará este sábado a las 7.30, y a las 13.30 comenzará la tercera vuelta, con salidas simultáneas por los hoyos 1 y 10. Al término de la jornada del viernes, el corte clasificatorio estaba proyectado en -3.
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