China ha advertido formalmente a empresas surcoreanas que no exporten productos que contengan minerales de tierras raras de origen chino a contratistas de defensa de Estados Unidos, según informó el diario Korea Economic Daily.
Esta medida representa una nueva escalada en la guerra comercial entre China y Estados Unidos, que ahora impacta directamente a terceros países como Corea del Sur, un actor clave en las cadenas de suministro globales de alta tecnología.
La advertencia se realizó mediante cartas oficiales del Ministerio de Comercio de China enviadas a empresas surcoreanas que fabrican transformadores eléctricos, baterías, pantallas, vehículos eléctricos, equipos aeroespaciales y médicos, todos ellos sectores que dependen de estos materiales críticos.
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Las cartas especifican que estas compañías podrían enfrentar sanciones si incumplen las nuevas restricciones, aunque no se detallan las posibles penalidades. No obstante, algunas empresas surcoreanas temen que China pueda llegar a bloquear completamente el suministro de estos metales.
La medida ocurre poco después de que China impusiera controles de exportación a seis metales de tierras raras pesadas y a imanes de tierras raras, exigiendo licencias especiales para su exportación.
Estas licencias pueden tardar hasta 45 días en tramitarse, lo que equivale a una prohibición efectiva a corto plazo. Además, Beijing ha prohibido a sus compañías negociar con 27 contratistas militares estadounidenses como represalia directa a los aranceles impuestos por el presidente estadounidense Donald Trump.
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Las tierras raras, especialmente las pesadas, son componentes vitales para la fabricación de imanes utilizados en una amplia gama de productos: desde automóviles, drones y robots hasta misiles, motores de reacción, lásers, faros de automóviles y chips de computadoras que alimentan servidores de inteligencia artificial y teléfonos inteligentes.
Actualmente, China refina la totalidad de estos seis minerales críticos y produce el 90% de los imanes de tierras raras a nivel mundial, lo que le otorga un control dominante sobre este recurso estratégico.
Esta es la primera vez que China aplica medidas de control de exportaciones a empresas extranjeras no estadounidenses por su relación comercial con Estados Unidos, siendo Corea del Sur el primer país afectado.
Dada la alta dependencia de Corea del Sur de las exportaciones, especialmente en sectores como los semiconductores, las baterías y los vehículos eléctricos, este tipo de restricciones podría tener consecuencias severas para su economía.
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Un funcionario del gobierno surcoreano confirmó que varias empresas locales, además de las del sector de transformadores, han recibido la misma carta, incluyendo firmas en las industrias de baterías, pantallas, automóviles eléctricos, aeroespacial y dispositivos médicos. Estas compañías dependen en gran medida de la importación de tierras raras procesadas en China.
Expertos advierten que esta situación coloca a Corea del Sur en una posición muy delicada, atrapada entre las dos mayores potencias económicas del mundo. Han Ah-reum, investigadora de la Asociación de Comercio Internacional de Corea, señaló que China ha venido fortaleciendo su control sobre exportaciones sensibles desde que aprobó su Ley de Control de Exportaciones en 2020.
En octubre de 2024, Beijing endureció aún más las regulaciones y comenzó a elaborar listas específicas dirigidas a empresas relacionadas con la defensa, inspirándose en las políticas de control de exportaciones de Estados Unidos.
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La creciente tensión en la guerra comercial entre Estados Unidos y China obliga a Corea del Sur a tomar decisiones difíciles que podrían repercutir en su economía.
Si China amplía su lista de sanciones o extiende sus restricciones a otros sectores industriales, los principales conglomerados surcoreanos, motores clave de sus exportaciones, podrían enfrentar serios obstáculos en su crecimiento y en sus cadenas de suministro globales.