La décimo cuarta edición de los Premios Perfil se celebró este lunes en el Museo Moderno de la Ciudad de Buenos Aires, en el barrio porteño de San Telmo, con una ceremonia que reconoció a personalidades, organizaciones y obras que influyeron positivamente en el último año en los sectores público y privado de la sociedad argentina.
Allí, Walter Curia, director periodístico de Perfil, reflexionó sobre la actualidad y se preguntó por el precio de la anticipada recuperación económica. «Como nos disgustaban no hace mucho las pretensiones hegemónicas y los desvaríos autoritarios, nos disgusta ahora que se celebre la vulgaridad en la conversación pública, la violencia discursiva, el insólito regreso de un pensamiento oscurantista y cierto regocijo en la crueldad», destacó.
El empresario Tomás Karagozian, la matemática Alicia Dickenstein, el actor Gabriel Goity y la autora Gabriela Cabezón Cámara fueron algunos de los galardonados en categorías que abarcaron el teatro, el cine, la ficción y la ciencia, entre otras relevantes disciplinas. Además, se entregaron diplomas a un grupo de periodistas argentinos que recibieron agresiones y amenazas desde lo más alto del Estado, con el premio Libertad de Expresión Nacional. Entre ellos, Jorge Lanata, Marcelo Longobardi, Ernesto Tenembaum y Luis Novaresio.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
A nivel internacional Perfil reconoció a la dirigente opositora venezolana María Corina Machado por su lucha en Defensa de la Democracia y al diario estadounidense New York Times en la categoría Libertad de Expresión Internacional.
El discurso completo de Walter Curia en los Premios Perfil: «¿Qué precio estamos dispuestos a pagar por el equilibrio en la macro?»
«Le pidieron en una ocasión a Mao opinión sobre la Revolución Francesa. El Gran Timonel respondió: ‘Es demasiado pronto para decirlo’. Puede ser una historia apócrifa, más vinculada al sentido del tiempo para los chinos que a otra cosa. Pero, ¿qué importa si es verdad? ¿A alguien le importa hoy la verdad?
En quince días se cumplirá el primer año del experimento libertario en la Argentina. Como dijo Mao, es demasiado pronto para dar una opinión concluyente. Esta excentricidad libertaria está en pleno desarrollo y acaso atraviesa su mejor momento.
La inflación, lo que más importaba resolver, sigue en su ritmo de desaceleración. Hay equilibrio fiscal. Los activos argentinos —bonos y acciones— no paran de subir. Se redujo considerablemente el riesgo y la Argentina no parece lejos de volver a los mercados internacionales de crédito. A recuperar el financiamiento. Está próximo un acuerdo con el FMI.
¿Economía financiera? Sí. Pero no sólo. Los economistas aseguran que la actividad habría tocado su piso entre marzo y abril y el consumo, en junio. Actividad e ingreso empiezan a dar tímidas señales de recuperación y suben después de su profunda caída a los infiernos. El camino de regreso será largo. En este escenario, las encuestas de opinión coinciden en que el sentimiento más extendido en la gente es el de la esperanza.
El viernes, en un encuentro organizado por la Cámara Franco Argentina, el economista Ricardo Arriazu —hay consenso en que es uno de los más respetados— estimó un crecimiento de la economía de 5,2% para el año próximo, con una inflación anual en torno al 20%. Dijo que la tasa promedio de crecimiento sería de 3,5% por año.
Arriazu advirtió que el crecimiento no resolverá todos los problemas: Una persona que es la tercera generación que vive en la marginalidad se beneficiará con el crecimiento pero puede seguir marginada. Con todo, describió la suya como ‘una visión optimista sobre el futuro’. Arriazu es uno de los economistas que desde el comienzo mayor crédito dio al programa económico en marcha. Para nuestro interés aquí es una opinión autorizada, que otorga sentido a aquel sentimiento de esperanza del que hablan las encuestas. Lo explica.
Se entregaron los Premios Perfil, con distinciones a María Corina Machado y al New York Times
¿Milei entonces tenía razón? Lo que podemos decir es que estamos en un proceso de reformas profundas de nuestra economía, cuyo único antecedente son las del menemismo en los 90. El menemismo era un proyecto peronista. También fue peronista el proyecto del kirchnerismo. Como dijo alguna vez Alain Rouquie, el peronismo siempre supo remontar la ola. Tenemos que reconocer que quienes hoy gobiernan también han sabido hacerlo. Han sabido entender el espíritu de la época. Incluso parecen estar forjándolo.
Sobre estos cambios de un calado que aún desconocemos, quienes gobiernan persiguen un cambio cultural, inaugurar un nuevo orden, como acertó Jorge Liotti en La Nación este domingo.
Lo que podemos decir es que así como nos disgustaba no hace mucho las pretensiones hegemónicas y los desvaríos autoritarios, nos disgusta ahora las pretensiones hegemónicas y los desvaríos autoritarios. Que se celebre la vulgaridad en la conversación pública, la violencia discursiva, el insólito regreso de un pensamiento oscurantista y cierto regocijo en la crueldad.
Nos provoca desconsuelo que sean las generaciones jóvenes quienes se sienten representadas por todo esto. Aquí presente hoy, José Emilio Burucúa advirtió sobre el rol de los jóvenes en procesos no necesariamente virtuosos en una entrevista reciente, muy recomendable, con el responsable máximo de Perfil.
Decíamos aquí mismo un año atrás, en la entrega de los premios Perfil en ocasión de los 40 años de la recuperación democrática, que la mitad de la gente estaba dispuesta a renunciar a la democracia si se le resolvieran sus problemas económicos. Escuché días atrás a Alejandro Caterberg, de la consultora Poliarquía, responsable de aquel estudio, que un año después la opinión es la misma.
Galería de fotos: la ceremonia de los Premios Perfil en el Museo Moderno de Buenos Aires
Nos vemos obligados a preguntarnos una vez más si ese pretendido nuevo orden no nos empujará a una situación de déficit democrático. ¿Qué precio estamos dispuestos a pagar por el equilibrio en la macro? ¿Venderíamos el alma al diablo?
Perfil hoy reconocerá a más de 70 personas que se han destacado en el último año en la actividad pública y privada, en las artes, la literatura, el cine, en la actividad científica. Y entre ellos, a muchos periodistas por su trabajo y compromiso en la búsqueda de la verdad. Muchas de esas profesiones son inconcebibles sin democracia.
En nombre de la editorial Perfil los invito a homenajear a toda esta gente destacada, comprometida con sus profesiones y oficios. Gente de enorme talento. Muchas gracias a todos por su presencia hoy aquí».