jueves, 26 diciembre, 2024
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«El Rey de la Efedrina» y un fusil AR-15 que apareció en la guerra por la sucesión de la barra de Rosario Central

Para los conocedores de las armas es un fusil que tiene todo para acreditar su éxito. El AR-15 (la versión norteamericana del AK-47 ruso) es de uso civil, semiautomático, armable como un Lego, muy liviano y dispara tres veces más rápido que una pistola 9 milímetros, unas 45 balas por minuto. Acá es casi imposible de comprar.

Tal vez por su fuerza de fuego, fue el que usó el tirador que atentó contra Donald Trump en plena campaña presidencial de los Estados Unidos. No es cualquier cosa. En Argentina solo lo tienen los grupos de «irrupción» de algunas fuerzas federales.

La cuestión es que ahora un AR-15 dejó su rastro en Rosario y las huellas parecen llevar a Mario Segovia, el «Rey de la Efedrina» y a la guerra desatada luego del crimen de Andrés «Pillín» Bracamonte (53), líder de la barra de Rosario Central, asesinado por sicarios el 9 de noviembre junto a su número 2 Daniel «Rana Attardo» (55).

El dato, surgió hace apenas unos días, y pasó casi desapercibido en un parte de la Policía de Santa fe del pasado 30 de noviembre.

La misma noche del 30 en la que dos hombres en moto balearon el frente de la casa de Martín Leopoldo «Pitito» Martínez (primero en la sucesión de la barrabrava de Central), desde un auto atacaron también el domicilio de otro barra: Baltazar Silvio Agustín Sarat Navas (23) alias «El Turco».

Según el parte del segundo incidente, un patrullero que estaba en la zona escuchó los tiros y fue hasta el lugar (Andrade al 1.800). Los policías se encontraron sólo con la esposa de Sarat Navas, una joven de 21 años. Él no estaba porque «se encontraba trabajando como seguridad en el teatro Brodway al momento del suceso», dice el parte.

Martín Leopoldo Martínez, alias «Pitito», líder de la barra brava de Rosario Central.

Lo importante es cómo empieza el párrafo que sigue: «Es dable mencionar que no resultan personas heridas y del lugar se secuestran 12 vainas servidas calibre 556.24 (para fusil simi FAL)». Según especialistas a los que consultó Clarín, la descripción balística está mal hecha: 5,56 es el calibre y 24 es el largo del cartucho.

Más allá de quién baleó las casas de «Pitito» y «El Turco» lo que está claro es que tiene poder de fuego. En el ataque a la casa de Martínez se usó un arma calibre 40.

La conexión con Segovia

Lo verdaderamente alarmante es que las vainas encontradas en lo de Sarat Navas llevan directamente a una AR-15, un tipo de arma estudiada con detalle por la Policía Federal en septiembre de 2021, en el marco de una causa abierta contra Mario Segovia, «El Rey de la Efedrina».

Detenido actualmente en el Complejo Penitenciario I de Ezeiza bajo el régimen de «Alto Perfil», Segovia está siendo juzgado en los Tribunales federales de La Plata acusado de ser el jefe de una asociación ilícita que importó al menos dos AR-15 (por piezas), que armó acá, y también por tenencia de explosivos.

La hipótesis de los fiscales de la Procunar, que alegarán en febrero próximo, es que el plan de Segovia era armar una línea de montaje de estos fusiles semiautomáticos importando las partes plásticas de China y el resto de los componentes de Estados Unidos, como partes de bicicletas. La etapa final contemplaba hacer las partes plásticas en la Argentina con impresoras 3D.

El detalle del arma que Segovia trajo por partes a la Argentina.

«De acuerdo a la acusación, la banda obtenía materiales que ingresaban al país por el Aeropuerto Internacional de Ezeiza en piezas desarmadas mediante distintas encomiendas. Luego, concretaba la fabricación y la tenencia de explosivos y armas de guerra de uso prohibido, particularmente de fusiles AR-15. Las encomiendas eran direccionadas a Rosario, provincia de Santa Fe, donde se encontraba radicado el núcleo de la organización», se informó en su momento en el sitio fiscales.gob.ar

En la causa en su contra «El Rey de la Efedrina» se refería a los fusiles como «escoba de 15». Uno fue secuestrado durante los operativos de 2021 pero, por las conversaciones, se sabe que otro terminó en manos de algún clan narco rosarino.

Tal vez sea el que hoy está agitando nuevamente la violencia en la ciudad, en esta oportunidad, detrás de los negocios millonarios que manejaba Andrés «Pillín» Bracamonte dentro y fuera de la cancha de Rosario Central.

MG

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