En un sistema político democrático como en el uruguayo, es fundamental tener diversidad de ideas, que por un lado estén bien representadas las ideas de izquierda y por el otro, las de derecha.
No fue el caso de las elecciones de este año. Hay un gran porcentaje de los votantes que no se sintieron identificados con ninguno de los dos proyectos de país.
Según datos oficiales de la Corte Electoral, aproximadamente unos 100.000 uruguayos decidieron en las urnas anular su voto o votar en blanco.
Estamos hablando de 100.000 votantes que dijeron “ningún candidato me representa en las urnas”.
Sin lugar a dudas, y estoy seguro que la mayoría de los lectores coincidirá, es que una gran parte de ese total (por no decir la mayoría) son personas que están más identificadas con las ideas y valores de derecha liberales.
En nuestro país esas ideas no fueron bien defendidas ni llevadas a cabo por ninguno de los candidatos. El candidato por la Coalición Republicana Álvaro Delgado, en mas de una ocasión, coqueteó de alguna manera con la izquierda, con el fin de captar algunos votos del centro o mismo de la propia izquierda que representa el Frente Amplio.
El caso Ripoll
El ejemplo más notorio de esto fue la elección de Valeria Ripoll como su compañera de fórmula, quien tiene un pasado comunista y sindicalista.
Sin embargo, me parece un error, ya que no nos encontramos en las mismas condiciones que elecciones pasadas, sino que la forma de hacer política, las formas de militancia y comunicación, cambiaron.
Ese es el mensaje que deben entender los políticos, en partes, es por eso el gran descontento que existe o él poco interés en la política.
Hoy en día, las diferencias son cada vez más notorias, vivimos en sociedades más polarizadas, donde las redes sociales han jugado un rol fundamental en ese aspecto, y así de importante hay que tomarlo.
En mi libro que publiqué este año, titulado: “Javier Milei: La esperanza de una Argentina devastada”, previo a las elecciones en Uruguay, destaco que: “En Uruguay, mucha gente de ahora en más, comenzará a militar las ideas de la libertad con mayor profundidad”.
Con los resultados de las elecciones, se podría decir que eso es incorrecto. Pero me parece que las ideas estuvieron, las demandas de la gente también. Lo que no hubo fue representación de esas ideas.
Mi argumento para destacar esto va por dos caminos que se juntan: Primero es la cantidad de votos en blanco y anulados como ya mencioné, pero justamente, eso después llevó a que militantes o personas que se sienten identificadas con las ideas de la libertad, tuvieron una reacción al momento de conocer los resultados.
En ese preciso instante, muchas personas ya comenzaron a charlas por redes sociales, organizándose para dar el debate político, para dar la batalla cultural. El mensaje fue claro, “es más de lo mismo”.
Este año se presentaron dos partidos políticos con bases programáticas referidas a la derecha y a las ideas de la libertad. Sin embargo, sus votaciones fueron muy bajas.
Esto se debe principalmente a que se buscó dar primero la batalla electoral que la cultural, cuando es precisamente al revés. No hay victoria electoral sin previo debate de ideas, mas en un país como Uruguay, el cual tiene un sistema de partidos muy sólido, teniendo a dos partidos (Partido Colorado y Partido Nacional) que son dos de los partidos más longevos del mundo, con una izquierda muy presente de la mano de la coalición de izquierda Frente Amplio.
Es muy difícil presentarse solo contra el mundo, solo contra el statu quo. Ese, desde mi percepción, son los motivos por los cuales tuvieron bajas votaciones.
Y como dice el título, el futuro es liberal. El futuro es liberal porque las elecciones nacionales fueron el puntapié inicial para que se forje algo novedoso.
El debate de las ideas de la libertad ya comenzaron desde ese mismo día, ya comenzaron a organizarse y ya tienen la idea de presentarse dentro de 5 años en las próximas elecciones.
Pero es importante que la lucha de ideas esté, es el ámbito donde se tiene que dar previo a cualquier elección o creación de partido político.
Gasto público
Tiene que estar en el debate político el gasto público tremendo que tiene el Uruguay, el gran tamaño que tiene nuestro país en cuanto a funcionarios públicos.
Además, no solo criticar y debatir acerca de lo que está mal, sino presentar las ideas que llevarán al Uruguay a ser un país libre y próspero.
Uno de los debates con respecto a lo económico que es fundamental dar, es el rol de las empresas públicas, que, como han mencionado otros intelectuales, estos no son empresas.
El empresario arriesga de su propio capital, si este fracasa o se manda alguna macana, él mismo sufre las consecuencias de su error. En cambio, la mal llamada empresa pública no arriesga de su propio capital, sino que es el dinero que aportan los contribuyentes y si esta fracasa, las consecuencias impactan de forma directa en el bolsillo de la gente en tarifas.
En nuestro país, ya vivimos experiencias de ese estilo.
En esta elección, los partidos de “derecha” no le prestaron atención a ese porcentaje que no se siente representado, lo cual en partes explica la derrota electoral. A la izquierda se la combate con ideas y valores opuestos, no copiándole o acercándose a ellos.
El malestar se hizo notar y en las elecciones que vienen en 5 años, la alternativa liberal se encontrará como una de las opciones.