Tras la apertura del telón, del inicio de la función de ese experimento social que atrae al público y despierta el morbo de visualizar la vida de unas decenas de desconocidos, Gran Hermano ya atravesó su primera semana. Los ávidos por atrapar la fama caminaron por un puñado de días de convivencia forzada.
El reality de Telefe, que todavía no activó una afluencia de espectadores frondosa más allá de liderar el prime time, ya ancló en la siempre incómoda situación de una gala de eliminación. En esa primera votación, los fanáticos del formato eligieron a Delfina de Lellis.
La casa se movilizó y así se multiplicaron los análisis de los veintitrés sobrevivientes, que se juntaron en grupos a interpretar los argumentos de esa salida de la modelo de Tres de Febrero. Las charlas se reproducen en todos los rincones de la propiedad.
En una de esas conversaciones se produjo un escándalo, porque la producción volvió a ejecutar una maniobra de las sospechosas, esas decisiones de gestionar y decidir unilateralmente qué se muestra y cuándo. Otra vez, las autoridades cortaron una transmisión en vivo.
ASEGURAN QUE ULISES COMPRA VOTOS EN GRAN HERMANO
La circunstancia polémica encierra una denuncia de Candela sobre un plan poco cristalino, al menos repudiable, de Ulises. ¿Qué pasó? La personal trainer describió la información que escuchó de refilón en una de las piezas y generó un revuelo absoluto por el tenor del dato.
Así, Cande soltó la bomba: «Primicia, entro a la pieza y estaban hablando Lourdes con Sandra de que Ulises pagó un call center para que lo salven con los votos«. Una denuncia tremenda, que pondrá al cordobés con las luces sobre sus movimientos.